A Africa. Distancia y reencuentro.

 

Lejos es poco,

otro presente y otro universo.

¿Llueve?
Aquí sí.
Aquí la lluvia llueve.
Aquí la gota moja y el frío late.

Aquí, las distancias se notan.

Allí…

Lejos es mucho,
la mar nos moja.

La mar nos une y la estrella pasa.
Aquí y allá nos pensamos las familias.
¿Cómo estarán?
No me importaría
saberte en cada momento.

¡Lejos lejos!
¡Tiempo y tiempo!
¡Espera, espera!

…dulce, calla, observa y mira; camina, camina camina…

El último paso,

desde la distancia,
se llama reencuentro.

Y se llama camina.

No pierdas momento.

Sistema aislado.

Podemos cogernos de la mano y despegar, dejar la tierra atrás.

El cosmos nos espera.

Buscaremos un sistema binario, dicotómico y aislado, cambiaremos la luz de las estrellas según el antojo y necesidad.

Colonizaremos el planeta del amor, presente en donde ligan las masas, donde respira la gravedad; Es ahora y entonces el cosmos el que orbita a nuestro alrededor…

y cuando la música deje de sonar, buscaremos otra canción que nos haga volar.

El naúfrago de la cáscara de nuez.

…joder hasta que abrimos el coco… y sino no sale leche sale semilla.

cálmate marejada

tus olas de ahora no serán nada mañana

deja que flote en calma

deja salir el sol en la mañana.

.

disípate pescador

deságuate entre aguas

bucea e ingrávido siente

que puedes ser carnaza.

.

disuélvete pirata,

desármate entre armas

libérate y pa´casa

que a esta vida nadie le gana.

.

encuéntrate naufrago…

no nades, encuéntrate, ¡canta!

¿cuando llegues a tu isla?

ni pescador ni pirata…

¡la isla innominada!

.

sólo tu isla, ¡canta!

 

La dignidad salada.

Las curvas de nivel de un mapa no se tocan! Si lo hacen… uno se precipita. Las curvas de placer de una playa, nunca dejan de tocarse.

Mi amor lo encontré en la playa,

una ola larga y eterna

como la bahía

como tu mirada.

.

Vinieron a encontrarse los mundos

del pastor y la sirena

en la línea de marea.

La frontera cambia por momentos

que dejan de ser frontera

y dejan de ser límite

y sólo es playa soleada.

.

Mi amor lo encontré en la playa

entre aguas dulces y saladas

dos lenguas de arena

y una rompiente perfecta

se encuentran de frente la mar y la brisa

se abrazan, se quieren

y el amor cabalga.

.

Mi amor lo encontré en la playa

mientras yo,

flotaba.

Estaciones.

(A Miguel, a Rodrigo, a Román y a Geno)

 

Hay que volver a los cauces,
que corra el agua,
que descienda por los valles y que llegue al mar,
para volver en brutal ciclo
y no dejar que se levanten los ríos hasta el cenit, nerviando el espacio,
y los océanos se vacíen de espaldas hacia el cielo.

Debemos trabajar con la tierra,
mientras nos vive dando vueltas a una estrella.

Tiene que llegar la primavera,
que la sabia se embrutezca y se elabore,
llenando de vida los bosques,
tiene que bajar el agua de los glaciares
para helar las gargantas de los pastores
y humedecer las brañas hasta las entrañas.

Tiene que llegar el verano,
que las ballenas bajen del norte,
que los rayos del sol que resbalan en invierno ahora se aplomen.
Que cada día tenga sus hemistiquios de calor.

Tiene que caer el otoño,
como sus hojas,
como una cortina marrón de tiempo muerto,
que perpetua el haya y el castaño,
que pinta el paisaje en Irati,
que engendra un sueño de antaño.

Tiene que volver el invierno,
a su debido tiempo,
para atrapar de nuevo en cristales ese brutal ciclo
en altas cumbres
y dar reposo al oso,
mientras se consume por dentro
esperando a su primavera…
¡Primavera y su orgía vegetal de androceos y gineceos!,
¡de polen que vuela penetrando lo impenetrable!,
¡truchas que saltan, salmones parabólicos!
¡hambre de animales en animales!
¡energía viva que respira!

Osas mayores que paren frutos y semillas.

Tenemos que luchar por mañana,
para que las ganas y la esperanza no se queden en ayer.

Esta poesía es de lo poco que publiqué en papel, en «La Campana; semanario anarcosindicalista – información y debate anarquista» en su época IIIª, Número 28. Editado por la Escuela Errico Malatesta, fundada en el seno del Sindicato Único de Trabajadores «SOLIDARIDAD OBRERA» (Pontevedra)

 

 

Confabulación de la zorra y el cuervo.

Sobre las vallas y el campo.

La zorra clava sus dos patas traseras en el suelo y se estira hacia el cielo, busca en él algo tremendo.

Y es desde el cielo que llega volando el cuervo.

Se posa suavemente en boca de la zorra.
Mandíbula abierta de ella y el cuervo verbaliza a gritos que quiere leche y ser mamífero.
En frente una boca de caverna y unos caninos.
Detrás el aire de siempre.

Y la zorra no muerde.
Y la zorra no se calla.
Y la zorra le dice que le quiere.

Una zorra un cuervo. Un cuervo negro. Una zorra salvaje.

La zorra lo disfruta y pronto quiere plumas y poner huevos.
Quiere un nido y unas alas negras y capaces. Quiere un pollo.

Tras varios momentos y siempre la zorra zorra y el cuervo cuervo, se declaran uno al otro que
cuervo-zorra y zorra-cuervo. Una declaración creadora e imperativa, categórica.

Lo bonito de esta historia es que enseguida ambos pudieron, aunque tan solo un breve instante,
cumplir deseo; el cuervo pudo tener leche y la zorra, alas.

Así el ave pudo amamantar y el mamífero echar a volar.

Se prestaron mutuamente las divinidades de lo animal, se prestaron deseos y esencias, poco tiempo, porque al fin y al cabo la zorra zorra y el cuervo cuervo. ¿Un castigo? No… una zorra y un cuervo.

Una zorra y un cuervo, una zorra y un cuervo… ¿Quizás no es posible mantener una amistad? ¿no es posible el amor? ¿No puede la zorra limpiar y peinar las plumas negras con su lengua dulce y roja? ¿No puede el cuervo desparasitar con su pico el pelo de la zorra o rascarle la espalda? ¿No pueden quererse un cuervo y una zorra?

En esta fábula siempre podrán y ya queriéndose los dos animales por los ojos, paseaban la campa en primavera en un mundo verde lleno de microsoles y amapolas.

La reflexión en su conversación vino dada por la luz, por el pelo y por las plumas.
Dice la zorra en postura de zorra – La felicidad es grande y esférica, se mimetiza, se camufla, ahora está aquí, lo nota mi olfato,[…] el aire ha cambiado de densidad, contiene cierta esencia instrumental, es un aire ligero y no me cuesta respirar, pero es un aire bien armado,[…] hay cierto trabajo en esto –.

Añade el cuervo con postura de cuervo sobre el vallado sin gota de viento, con las alas abiertas, presumiblemente contento.– lo noto en mi aerodinámica, en mi navegación, en mis vuelos. Está todo lleno de pequeñísimas partículas que se agitan con libertad al son de la música, de tus ojos, de tu lengua y de tus tetas… me encanta volar con felicidad, ¿te he dicho ya Zorra que me encanta tu pelo de zorra? -.

Moraleja: Una zorra salvaje y un cuervo negro se amaron en libertad!… y todos los murciélagos de la noche son hijos del amor. Y un día de sol no sería nada sin un día de tormenta. Y que un sueño eterno, se cumple en tan solo un momento.

Roberto y el mundo de arena.

Siempre está Roberto jugando en la arena.
Es un niño que está siempre jugando en la arena, en la playa.
Somos viejos conocidos aunque él siempre ha sido un niño y yo como ahora, como siempre.

Lo veo escasos minutos cada vez que voy a la playa, un rato; al entrar y al salir del mar y me quedo con él el tiempo que tardo en calentar antes de entrar al agua y el tiempo justo de que no me coja demasiado el frío después del baño pero el tiempo suficiente para enredar un poco más antes de irme de la playa. Aún así a veces hago por demorar y me quedo cierto tiempo a jugar y a hacerle preguntas sensiblemente naturales, de forma que la conversación entre los dos es única. Yo le trato como a un adulto y él a mi como a un niño. Todo a través del juego y de la imaginación. No me deja de sorprende el Robertito. Me enseña un montón de cosas y yo le enseño a él otro montón más.

En el terreno de la arena el puede jugar a lo que sea, bien solo o acompañado. En invierno está solo y en verano se pierde entre la multitud de toallas, sombrillas, gente, ruidos y olores que se extiende por todo el arenal. Es ingenioso y tiene una gran capacidad creadora, no deja de inventar con todo aquello que encuentra por la playa.

Su territorio va desde las dunas hasta allí donde va avanzando o retrocediendo esa primera lámina de agua que no le sobrepasa los tobillos y que las mareas dominan.
Para él es un mundo y creo que cree que lo que hay más allá de esas fronteras no presentan ningún interés para él. Nunca lo he visto bañándose y nunca lo he visto jugando al fútbol en el campo cercano donde juegan los demás niños ni bajar en bici desde las colinas. Siempre está lleno de arena; arena en el pelo, arena en los bolsillos, descalzo con los pies llenos de arena.

Nunca me ha preguntado que a donde voy con la tabla con ese extraño traje de astronauta como el dice. Creo que lo tiene tan claro que no tiene que preguntar, de la misma manera que yo tengo claro lo que hace el en la arena y no me hace falta preguntar. Me ve irme al agua y me ve alejarme por detrás de las dunas mientras le digo adiós con la mano. Para él lo único importante es la arena y toda la amplitud del controvertido mar no le suponen ningún interés especial aunque sabe que es mar y me habla a veces del horizonte. Lo que hay detrás de las dunas son cosas cotidianas. Colegio, comer, ducha. Me habla también a veces de lo que hay por detrás de las dunas, pero nunca es momento de hablar de eso.

Siempre hablo de él a los demás y nadie lo ve. Puede que sea una invención mía. Una proyección desde el infantil subconsciente. Un amigo imaginario creado para las fronteras de mis vidas; la del juego en el mar y la de la responsabilidad en la tierra. Pudiera ser él un producto imaginario, un catalizador neuronal, un MODEM adaptativo de una dualidad dolorosa que cabalga entre lo común y lo deseado. Entre un Yo socializado y esclavo de mi tiempo y un Yo libre y proyectivo.

No podría ser en otro lugar que en la arena. Efecto de la erosión. Agente erosivo.