Namorei de Trives

Namorei de Trives,

enganeina con Manzaneda,

e na noite, có facho ó lombo,

quedei na cama de Castro Caldelas.

Voltei paseniño a casa,

Acariñando Sas de Penelas e baixando polo Navea.

No meu triángulo amoroso,

sonche unha brisa do val,

un mapa de estrelas a navegar.

E o murmurio do río non me deixa espertar.

Deixeite morto no monte,

quedaches alí desmán,

no rego da cadeliña,

quedaches cuberto de cinza,

xa non podes amar.

Quedaches na agua e xa non estás.

Parella de lobiños famélicos,

irmáns, que na vosa mirada,

quedou a miña dúbida tal,

suspendida nun sequeiro,

nun outono que nunca vai.

Roberto, ó acordeón, un penedo.

A raposa e o ratoeriro.

Os meus amigos en Requeixo,

O pobo,

de espaldas os castiñeiros.

A fume de pan, no monte…

O lume!

… a carqueixa riu por non chorar,

o gando pasta por pastar.

A resistencia está no val,

facendo resistencia no chan

polo efecto da gravedade,

a frente está nos cumios.

Onde perde, efectivamente, a loita

a terra perdida.

Un axente psicopompo é a Portela das Merendas!

É un horáculo. Díxome no vento…

A Rómulo e Remo, amamantounos a Lúa en San Miguel.

No meu amor naquelas terras,

aprendín a ser troita en desova.

Aprendín a caza do abellaruco.

Aprendín que as corzas brancas comen das mans en soños comúns.

Aprendín que os comúns bebemos o viño en cuncas brancas.

Namorei de Trives para tódalas vidas.

Aprenderei tódalas veces.

Outeiro de Penafolenche

Mexínpormín.

M

Mexín por mín e chóvome.

Chóvome moitísimo

por entre as minhas cousas do corpo, as minhas sabas, a minha ánima.

que esponxosa e orgánica

con millóns de follas na leirachá,

sementada de sementes,

deixa percolare o meu segredo lento e sanguinolento.


Son os derradeiros golpes de trabalho;

o arado, os pandeiros, o martelo do ferreiro, o copo na mesa,

o anaco de pan desmigado.

o rato valente o ghato casado.

O lume lento.


Iso que deixo correre, o medo, a entranha,

ata o nivel freático de ourinhos;

a vida na línha da morte.

Vóltanse as fiestras sobre sí mesmas,

as portas sen fechadura, no levan a ningures.

Os caminhos acaban e comezan aiquí,

batendo a golpes nos derradeiros alentos.

Pasan as brisas da tolemia.

Se o que queda de min va sen lusco,

quedo fusco, sonho preto.


E xa non mexo por mín. Orballa!

Nas margaridas e nos verdes todos.

Abellas, paiños, osos e salmóns parabólicos.

E que chova, que mexe por el o mundo.

EI! Carballeira!…

eu deixei feito.

A María Rodinho, Enrique Leirachá e Alba Amado. Dende a diáspora.

2

Dos minutos y dos aviones salen del Prat.

Dos minutos y dos gavinas pican la mar.

Dos minutos y dos perros miran lo mismo al azar.

Dos minutos, quizás cuatro en realidad.

Dos banderas rayadas de los mismos colores.

Dos barcos de carga. Uno de aquí. Otro de allá.

Dos que pasean. Dos que se van.

Dos amantes de cerca frente al mar.

Los dos perros de antes, ladran sin pensar.

Viento de norte.

Dos ráfagas fuertes… y poco más.

Playa de Castelldefels, Barcelona. 11.04.2019.

Egagrópila de mi.

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Hoy me encontré con un #cementerio de #musarañas

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Hago ascos,

la nausea abunda.

Profunda la mirada en uno;

el tránsito revierte.

El vómito advertido suelta lastre y está inerte.

Lo demás se digiere, se procesa, se transforma en energía.

Lo vomitado al ciclo de la vida; la piedra, lo lítico, lo mineral. La quitina y la queratina… ya volverán; todo cristaliza, todo materializa.

y mi egagrópila compilada, repositorio de librerías de miedos big data; fuera huesos cadavéricos de musarachas, cucarañas, cienpiélagos y aracnimustélidos. ¡que me los como!, ¡Que me defiendo!, que los vomito y digiero si quiero!

Haré de nuevo egagrópila de mí.

Jardín de las delicias, 11:27 a.m. 11/04/2019 – UTM: X e Y voluntariamente imprecisas.

Las copas de aquellos árboles son un tamiz vertical

para un horizonte infinito.

Una chorrada vegetal en el espacio tiempo, pero a mi me amparan.

A mi esos brotes verdes, en este momento primaveral, declaran;

No todo está perdido. Que la luz se buque una vez más.

Los perro calientes al sol.

Lo tienen claro y están radiantes.

Espesos en masa y pelo.

En brillo y baba. En paz y sosiego.

Presentes imponiendo sus cuerpos y masas sobre la hierba y el mundo.

Acariciados por la vida en la radiación del sol.

Dueños del jardín de las delicias.

La mandarina es ornamental.

Ella por sola y única, por sola y por amarga.

Está aquí y ahora como presencia y reclamo de la acción de fructificar,

sin más.

De hacerlo mientras se pueda.

¡Y el pienso por el suelo!… ¡Las semillas germinarán!

Lluvia de estos días.

…Llueve,
llueve mil.
Suena millones.

Impactos que impactan; son gotas.

Corren; Se reunen en los cauces.

Escurridas, las caprichosas en torrentes y embarradas.

Suena el agua a que quiere dormirnos aquí,
Nana en el abrigo. Abrazados.
En la cueva, quiere el llover regocijarnos.
Es en lo seco,
el calor,
la lumbre.
¡Lo de Alonso Quijano en sombras!

Quiere el agua envolver
el hogar al que pertenece.
A la leña que nos espera la riega,

a la fuente, se entrega.

El fuego,
la comida, la lectura,
aguas calientes, el aseo.
El deseo; las noches de lluvia intimidan.
Acostumbran a caer al ritmo declarado de las gotas,
las veces que con tus yemas, me tocas.

Por siempre banda sonora original,

naturaleza más ancestral,
El refugio, el descanso, la cueva.
La lluvia llueve para crear hogar.
Y la mar siempre estará para olvidar.

La luna, para estar. El Sol para brillar.

(Es un poema)

La ropa de mañana,
el bocadillo el agua.
Pon los zapatos al pie de la cama.
Con la mochila y la zamarra.
Ponle un poco de gana.

Despertador.
Sal con sigilo.
No enciendas las luces.
Que sea el Alba. Que sea el Alba.

Me acicalo, me repeino, me remiro.
Que viejo estoy y me río.
Me hago un café,
Me fumo un cigarrillo.
Me dedico un momento extrovertido.

¿El café? En neurona.
El colon irritado. La sangre envenenada.
100 pasos, 3 puertas.

La furgoneta.
Arranca!
La Ser y la mañana,
Las curvas de siempre,
La entrada en Barna.